miércoles, 19 de diciembre de 2012

Una Rehabilitación Divina

El arquitecto catalán David Closes ha completado la rehabilitación de la iglesia de un antiguo convento en Sampedor. La estructura original de piedra ha recibido una nueva escalera acristalada visible desde el exterior y una nueva torre también acristalada, una apuesta arriesgada. El ayuntamiento de Sampedor inició el proyecto de transformación de la iglesia en 2003. El programa ha consistido en desacrizalizar la iglesia integrándola en la vida del pueblo, dotándolo un auditorio y una sala polivalente. Aún queda por acometer una tercera fase donde se convertirá en archivo histórico las plantas altas de las capillas del lado sur de la iglesia.
El edificio data del siglo XVII, tras más de siglo y medio abandonado, en el año 2000 se decide derribar el convento, en estado ruinoso, y conservar la iglesia. En su interior, las bóvedas, arcos y paramentos de ladrillo conviven con nuevos espacios que ordenan la circulación a través del edificio. Pasarelas donde se ha empleado la madera y el cemento como materiales principales. Estas nuevas pasarelas permiten aprovechar las plantas altas del edificio y al mismo tiempo crear un recorrido circular a lo largo del edificio. Los muros de piedra antiguamente enlucidos se han recuperado devolviendo al interior su aspecto original.

La cúpula se encontraba parcialmente destruida antes de comenzar la intervención. Sobre ella, David Closes ha colocado una torre acristalada que funciona como un pozo de luz. El estado ruinoso dejo de manifiesto las capacidades de este espacio y la posibilidad de aprovechar la luz natural a través de hundimientos que se habían provocado en la cubierta. El otro elemento de nueva creación es la puerta de acceso. Ésta sustituye a la original. En todo momento lo nuevo y lo antiguo se mantienen claramente diferenciados y en armonía. Lo contemporáneo no sustituye a lo anterior simplemente lo enriquece.

fuente: www.disenoyarquitectura.net

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Una mirada al Rio



El proyecto de La Palmera, de Puerto de Olivos, tiene un fuerte impacto  en su  entorno.  La ubicación estratégica le permite tener un buen  acceso a la ciudad, al ferrocarril y al puerto.  Además cuenta con espacios de recreación y vistas privilegiadas  hacia el rio. Por este motivo, el edificio toma forma de dos vainas que se combinan para aprovechar las mejores visuales.
En lo relativo a la sustentabilidad del edificio se destaca el uso de parasoles y un sistema sofisticado de aberturas con DVH.
También se proyectó separar las viviendas de la planta baja, tanto para mejorar las visuales como  para permitir el alejamiento de los sonidos de la Avenida.
La función principal de este proyecto es albergar a 186 unidades de viviendas, incluso contempla locales comerciales, cocheras, áreas de servicios y terrazas de esparcimiento.
 La impronta arquitectónica de este edificio emblemático es racionalista como la línea constructiva que caracteriza a los edificios del estudio de Aisenson y el de Clotta.
En la búsqueda de distintos aprovechamientos de los  espacios y una relación armónica entre el exterior, privado y público, y con una excelente calidad constructiva que resulte confortable para todos los habitantes.
Arqto. Alexis Bernardou

martes, 4 de diciembre de 2012

Tejas que cambian como el Camaleon


Un grupo de investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha desarrollado unas tejas especiales que cambian de color, dependiendo de las condiciones climáticas. La tecnología ha sido llamada Thermeleon, por su parecido con el camaleón que puede modificar su color. El polímero usado, en los días calurosos, se torna de color blanco; mientras que cuando la temperatura baja, se vuelve negro.
Un equipo de graduados del Instituto Tecnológico de Massachusetts desarrolló un prototipo de tejas inteligentes para la azotea. Conocidas como Thermeleon, estas celdas son capaces de alterar su función al cambiar de color. Por ejemplo: si hace calor, las celdas se volverán blancas y reflejarán la luz solar. En caso de que haga frío, la celda será color negro y absorberá lo más que pueda el calor.
Este prototipo les valió llevarse el premio MADMEC (Concurso de diseño y realización de materiales de ingeniería) y funciona gracias a un polímero que cambia de fase y puede ser controlado para actuar en nuestro beneficio; en este caso, cambiando de color para optimizar el flujo de energía.
La tecnología ha sido llamada Thermeleon, por su parecido con el camaleón que puede modificar su color. El polímero usado, en los días calurosos, se torna de color blanco; mientras que cuando la temperatura baja, se vuelve negro. Estas características hacen que reflejen el calor en verano o lo absorban en invierno.
La idea de usar este tipo de material en los techos de las casas es ayudar a mantener una temperatura interior óptima, reduciéndose así el uso del aire acondicionado o de la calefacción, según sea el caso. Por lo tanto, se ahorraría energía y dinero.

Fuentes:
www.tecnotemas.com
www.servicioinformativodelaconstruccion.com